oy responsable de comunicación en el Instituto de Investigación en Ciencias Ambientales de Aragón (IUCA), perteneciente a la Universidad de Zaragoza. La comunicación institucional tenía reservada para mí una grata sorpresa que me ha permitido acercarme al periodismo científico y a la divulgación de la ciencia. Tengo la suerte de poder comunicar y difundir los proyectos de ciencia ciudadana con los que se vincula o participa el instituto, y colaborar así con el eslabón de la cadena que hace llegar la información necesaria sobre esos proyectos a las personas.

Papel actual y potencial de los participantes en proyectos de ciencia ciudadana en España

En general, en los proyectos en los que trabajas, ¿cualquier persona puede aportar? ¿Se requiere algún tipo de formación o entrenamiento? ¿O habilidades especiales?

Por norma general, las personas siempre aportan. Las tareas que suelen realizarse en los proyectos de ciencia ciudadana suelen ser de naturalezas muy diferentes, por lo que un amplio abanico de perfiles puede resultar muy útil. Lo único que sí que he visto que es necesario en los proyectos en los que he tenido la suerte de poder colaborar, es la buena voluntad y las ganas de aportar que los científicos ciudadanos puedan ofrecer.

¿Crees que hay personas fuera de la academia que puede llegar a la excelencia científica? ¿Conoces casos de personas que te hayan sorprendido positivamente?

Depende de lo que entendamos por excelencia científica. Si el significado que le otorgamos es muy estricto y pasa obligatoriamente por realizar publicaciones científicas en revistas con un determinado factor de impacto, no, no sería posible, pero sí lo entendemos desde una visión más amplia, podemos dejarnos sorprender. Especialmente en el ámbito de la ciencia ciudadana, resulta muy placentero dejarse sorprender. En 2020, tuvimos el placer de colaborar desde el IUCA como embajadores regionales del proyecto «Vigilantes del aire», realizado por la Fundación Ibercivis y el Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC) con la colaboración de FECYT. El contacto directo con los científicos ciudadanos me hizo conocer «muchos otros lados de las personas». He visto a personas completamente alejadas del mundo científico comenzar a interesarse por la capacidad de las plantas para recoger información sobre la contaminación metálica, sobre el tipo de elementos que reducían la cantidad del aire que respiramos. Nos han solicitado información sobre el proceso de análisis e incluso se han cuestionado los diferentes modos de cuidar de dichas plantas y cómo podría afectar eso al análisis de la muestra.
Ver cómo las personas rebosan interés por la ciencia y el medio ambiente es excelente. Y si lo hacen al mismo tiempo que colaboran con ella, más todavía. Por ello, aunque desde un sentido muy poco estricto de las palabras, podríamos hablar de algo relacionado con la «excelencia científica» o con la ciencia como «excelente» forma de colaboración, unión y nexo entre la academia y la sociedad.

¿Cuáles son los principales factores de motivación que ves en los participantes? ¿Conoces factores de desmotivación?

Una de las principales motivaciones que he podido ver es la sensación de sentirse útil. La ciencia, en ocasiones, está vista como algo inalcanzable o, al menos, muy reservado para «los científicos», por lo que, cuando las personas entienden que su colaboración no solo es posible, sino que es vital para llevar a cabo algunos proyectos, la motivación crece como la espuma. Después, vienen con fuerza la curiosidad y las ganas de aprender de ello.

¿Cuáles son tus propias motivaciones para hacer o potenciar la ciencia ciudadana? ¿Hay también algo que te pueda desmotivar?

Entiendo los proyectos de ciencia ciudadana como una forma de involucrar a la población en la investigación. Informa, educa e involucra a las personas, sea cual sea su edad y su ámbito. Considero que la unión hace la fuerza, por lo que entiendo esta forma de hacer ciencia como una manera -y muy buena- de fortalecer la ciencia. Esa es mi mayor motivación. Es un intercambio en el que las dos partes terminan ganando.

Ciencia ciudadana como metodología transversal

¿Crees que tu experiencia en ciencia ciudadana se podría llevar a otras áreas de conocimiento?

Por supuesto. En realidad, considero que todas las disciplinas cuentan con aspectos que sería mucho más fácil desarrollar con la colaboración conjunta.

¿Cómo crees que se relaciona la ciencia ciudadana con la “open science”? ¿Y con la “investigación e innovación responsable” (RRI por sus siglas en inglés)?

Como comentaba anteriormente, considero que la ciencia ciudadana es, por concepto, open science. Entre sus objetivos se encuentra no solo hacer accesible la ciencia a la sociedad en general, sino también involucrarla en ella y crear así conciencia del potencial que tiene en las sociedades, ecosistemas y medios. Tanto la open science como la RRI buscan una forma de ‘hacer ciencia’ abierta, transparente, colaborativa y accesible; con y para la sociedad, y considero que pueden encontrar en la ciencia ciudadana una buena herramienta para conseguirlo.

¿Cuáles son las principales promesas y oportunidades para la ciencia ciudadana?

La ciencia ciudadana cada vez tiene más peso en los programas actuales, está más presente en la sociedad y gana más aliados. Conforme se va extendiendo, va demostrando que es posible aprender, colaborar y divertirse, mientras se trabaja por solucionar problemas presentes actualmente en nuestras sociedades o futuros, así como por resolver enigmas del pasado. Es la materialización de la expresión «aportar un granito de arena».

¿Cuáles crees que son las principales barreras y dificultades para el desarrollo de la ciencia ciudadana en España?

Por desgracia y viendo el camino ya recorrido, considero que una de las principales barreras que pueda encontrar la ciencia ciudadana es España sea la financiación, como ocurre con la ciencia en general. Por ello, es importante que la sociedad tome conciencia de su importancia y reivindique para ella la atención – entendida también en el sentido económico- que merece.

¿Cómo cambiarías el sistema para que se fomentase mejor la ciencia ciudadana en España? ¿Qué echas en falta?

Considero que todavía falta una mayor consideración del potencial real de la ciencia ciudadana. Su capacidad de unión de conocimientos y voluntad de hacer tiene un gran potencial que, unido al saber hacer de los científicos profesionales, puede conseguir grandes avances y cambios en diferentes ámbitos.

Impactos de la ciencia ciudadana en España y en el mundo

¿Cómo crees que está afectando la ciencia ciudadana a la relación entre la ciencia y el conjunto de la sociedad?

Como comentaba previamente, considero que es un modo perfecto de acercar dos extremos que en realidad no son extremos. El vínculo entre ciencia y sociedad había tomado una distancia que no tenía en cuenta que son factores que se retroalimentar entre sí, que uno afecta al otro y el otro afecta al uno. Considero que esto puede acortar esa distancia y establecer nuevos vínculos.

¿Conoces alguna peculiaridad (para bien o para mal) en España sobre el desarrollo de la ciencia ciudadana? ¿Y en alguna de sus regiones/localidades?

La financiación de la ciencia es un problema y también se debate sobre su alineación con los mercados. ¿Cuál crees que es la posición de la ciencia ciudadana en estos asuntos? ¿Reduce los costes del proceso científico (p.ej.: materiales/personales)? ¿Los incrementa (p.ej.: adaptaciones para trabajar en abierto)?

Considero y en mis aproximaciones a esta forma de hacer ciencia lo he podido constatar, que reduce los costes del proceso científico, ya que en muchos casos los colaboradores emplean medios propios para participar en las labores que se les solicita. Si esos medios que emplean los colaboradores tuviesen que comprarse con los presupuestos con los que cuentan los proyectos, no sería posible hacerlo. Por ejemplo, en el caso del proyecto Vigilantes del Aire, mencionado anteriormente, conseguir colocar cada una de las plantas (5000) en diferentes lugares de la península, cuidarlas, regarlas, vigilarlas y recoger las muestras una vez llegado el momento, tendría un coste muy elevado, tanto económico, como en términos de tiempo y personal. Sin embargo, la colaboración de las personas facilita ese proceso y maximiza el potencial del proyecto con el presupuesto con el que cuenta.

¿Qué relaciones ves entre ciencia ciudadana y educación?

La ciencia ciudadana es educativa por sí misma. En el momento en el que se explica a las personas cual es su función y en qué parte del proceso de la investigación o estudio están participando, comienza un camino de educación, tanto guiado como independiente.

¿Conoces algún estudio que analice el impacto entre ciencia ciudadana y educación? Si es así, ¿lo podrías indicar?

Visión futura de la ciencia ciudadana en España

¿Cuáles crees son las principales tendencias globales (sociales/tecnológicas/políticas) que más influirán a la ciencia ciudadana?

Diría que entornos online, las redes sociales y la posibilidad que nos ofrecen las comunicaciones actualemente tienen mucho que ofrecer a la ciencia ciudadana, difuminando las barreras de espacio y tiempo. Por otra parte, el cada vez más creciente interés de las personas con los asuntos sociales y medioambientales creo que puede favorecer la involucración de la población en ella.

¿Cuáles son tus proyectos de ciencia ciudadana favoritos (por creatividad, por impacto o por otras razones)?

Admiro profundamente muchos de los proyectos que tengo cerca. Entre ellos, «Vigilantes del Aire» me parece que tiene un encanto especial, por su capacidad de ilusionar a sus participantes y hacerles «responsables» de estaciones de medida de la calidad del aire.

Por su gran utilidad y aproximación a los más jóvenes me gustan especialmente, las iniciativas de ‘Mapeado colaborativo’ de Geoinquietos Zaragoza: OSM IMPORTS’ SCRIPTS, Zaragoza en Ruta, Las calles de las Mujeres, Mapatones humanitarios, etc.

Y, por supuesto, me gustaría destacar el proyecto “Recuperando la memoria del patrimonio minero aragonés” llevado a cabo por el Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza (dirigido por uno de los investigadores del Instituto de Investigación en Ciencias Ambientales (IUCA), el catedrático de paleontología José Ignacio Canudo), cuyo principal objetivo recuperar el conocimiento patrimonial a punto de perderse a través de la información que todavía recuerdan las personas cercanas sobre las minas aragonesas y, posteriormente, la creación colectiva de una colección púbica de minerales procedentes de estas explotaciones, que se convierta en parte de la exposición permanente del Museo. Comenzó durante el confinamiento, en 2020 y todavía hoy sigue creciendo y recibiendo aportaciones.

¿Cómo ves la ciencia ciudadana en los próximos 10 años?

Muy presente en la sociedad y en la educación como algo totalmente necesario y como responsabilidad individual y colectiva.

¿Qué relaciones ves entre ciencia ciudadana y educación?

La ciencia ciudadana es educativa por sí misma. En el momento en el que se explica a las personas cual es su función y en qué parte del proceso de la investigación o estudio están participando, comienza un camino de educación, tanto guiado como independiente.